Ciclismania / Jonas Vingegaard y el peligro de los clickbaits en el ciclismo

Jonas Vingegaard y el peligro de los clickbaits en el ciclismo

Jonas Vinegaard

El Tour de Francia es la carrera por etapas más prestigiosa del mundo. Ganarla es un sueño para cualquier ciclista, pero el precio de alzarse con el maillot amarillo no es solo sacrificarse sobre la bicicleta.

Tanto aficionados como periodistas dedican toda su atención al ganador del Tour de Francia, algo que para alguien discreto o sencillo puede ser un problema.
Así nos lo quisieron hacer ver desde diferentes webs durante meses. Desde el final del Tour hasta la Vuelta a Croacia, el paradero de Jonas Vingegaard ( Hillerslev, Dinamarca 1996 ) fue una noticia recurrente.
Se habló de depresión post Tour y problemas para lidiar con su nueva condición de superestrella mundial del ciclismo. En el fondo, Vingegaard, que vive en una localidad con poco más de 1000 habitantes, es un hombre reservado y de familia, su imagen hablando por teléfono con su mujer nada más cruzar la línea de meta fue habitual en la pasada edición del Tour de Francia.
«Durante todo un año te preparas para el Tour y de repente, se acabó. No quiero decir que me sentí vacío, pero sí que fue una sensación extraña» declaró el danés al diario Ekstra Bladet.

Tras esta entrevista se presentó en la Vuelta a Croacia, logró dos contundentes victorias y no logró alzarse con la general (vencería Matej Mohoric) por tan solo un segundo.
A cualquier mortal aficionado a los deportes que le lean este último párrafo entenderá perfectamente la situación. Un campeón reservado, que precisamente tiene que esforzarse por cumplir con las agendas propias de alguien de su nivel, y que tras un gran éxito, lo único que quiere es descansar con su familia en Mijas y alejarse de los focos. Lo normal.
Pero en el ciclismo, como en el resto de deportes, los clickbait y la búsqueda de contenido las 24 horas del día también son una constante con la que tanto aficionados como corredores tienen que convivir.
Merijn Zeeman, director deportivo del Jumbo Visma está de ronda de entrevistas, y entre sus declaraciones se ha destacado que «No está decidido que Vingegaard corra el Tour de Francia de 2023. Podría ser un buen momento para que debute en el Giro de Italia. Nunca ha competido en el Giro, así que es una opción para él si quiere. Cuando regrese de vacaciones quiero escuchar su idea y también la opinión de Primoz Roglic».

Busquen de nuevo a ese mortal aficionado a los deportes y lean este último parrafo como hicieron con el de las declaraciones del propio Vingegaard tras su «desaparición». 

Su amigo, el mortal aficionado a los deportes, les dirá que el director deportivo está abierto a discutir con sus corredores la agenda del año. Les dirá que no va a tratar a Vingegaard como su gallina de los huevos de oro y llevarle al Tour sí o sí a costa de que le pase factura. Les dirá que leyendo esas declaraciones entiende perfectamente que al igual que muchos quieren repetir éxitos, hay ciclistas que se fijan como objetivo un palmarés más variado. Les dirá que los 5 tours de Indurain son cosas del siglo pasado. Les dirá que la competencia en el Tour es brutal, y que este año tuvimos que ver a un Jumbo Visma excepcional para poder doblegar a Tadej Pogacar. Les dirá en puedes estar un año entero preparando el Tour de Francia y por muy bueno que seas perderlo tú solo en una caída, que se lo digan al bueno de Primoz Roglic. Les dirá que precisamente quiere hablar con Roglic y Vingegaard para ver como se encuentran cada uno e ir preparando la temporada sin imponerles nada. Les dirá que Van Aert no puede multiplicarse para ir de multiherramienta a ganar etapas y apoyar a su lider en todas las grandes vueltas. 

Y desde luego, les dirá que Egan Bernal ganó su Tour, fue al Giro y lo ganó, y se vino a España en busca del triplete. Algo que solo tienen seis ciclistas en la historia, un tal Eddy Merckx, un tal Hinault, un tal Anquetil, un tal Felice Gimondi, un tal Alberto Contador, un tal Chris Froome y un tal Vincenzo Nibali.

El primer recorrido en conocerse ha sido el del Giro de Italia, y todo el mundo da por hecho que Remco Evenepoel irá para allá, el recorrido lo pide, y está claro que Remco sí tiene un perfil al que le gustaría el reto de logar las tres grandes. Qué demonios, Remco quiere todos los monumentos y clásicas que se le pongan por delante, no quiere dejar una carrera sin marcar en su palmarés. 

Nadie se ha escandalizado porque no vuelva a la Vuelta a España, nadie piensa que sea una falta de respeto que el vigente campeón no vuelva a disputarla.

Que Vingegaard haga lo que quiera, que para eso se lo ha ganado, y nos ha ganado. Y que los medios aprendan un poco de ese hombre tranquilo llegado de Dinamarca y aunque este nuevo ciclismo sea el de los ataques y las emociones, no olviden que una vuelta de tres semanas no se gana el primer día, pero puede perderse en una caída. O en este caso lo que pueden es perder el respeto de muchos aficionados, como ese amigo, el mortal aficionado a los deportes que quizás antes que acalorados debates prefiera leer mera información y hacerse él su propia opinión.

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